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Historia de los bosques del Biobío

Historia de los bosques del Biobío

Publicado el 04/03/2019
Bastian Gygli, biólogo de la organización Montaraz, ha desarrollado un amplio estudio que le ha permitido caracterizar los bosques nativos de la región y analizar cómo la influencia de las personas y la industria ha modificado el paisaje de la zona. Aquí un resumen de la charla presentada recientemente en el Museo.

Introducción: ¿Qué es un bosque?

La idea de bosque tiene múltiples connotaciones, pero nosotros la usaremos como referencia a los ecosistemas donde la vegetación predominante está compuesta por árboles y arbustos. Estas plantas crecen al ritmo que la disponibilidad de agua y nutrientes en el ambiente lo permiten, siendo ellas a su vez sustento ambiental para múltiples organismos, con los que finalmente forman ecosistemas particulares y evolutivamente únicos.

 

Esta idea es contraria a la de plantación, en la que el manejo humano mantiene un ecosistema inestable con constantes crisis ecológicas, depredando de forma insostenible y en unas pocas décadas los elementos que tardaron milenios en formarse, además de alterar irreversiblemente los hábitats de cientos de animales, hongos y otras plantas que históricamente han habitado el bosque. 

Historia de los bosques del Biobío

La memoria colectiva mapuche recuerda como abundantes y sagrados los húmedos bosques que cubrían la mayor parte de la tierra del Biobío. Estas formaciones boscosas fueron también descritas por los primeros españoles en llegar a la zona como espesas e impenetrables selvas. Si bien la cantidad de estos ecosistemas era considerable, no cubrían la totalidad del paisaje, pues el pueblo mapuche practicaba una agricultura de prado en los bosques. 

La importancia de estos como fuente de sustancias medicinales, alimentos y madera para la fabricación de construcciones, embarcaciones y herramientas, se tradujo en una equilibrada relación de uso y respeto que culminó con la llegada de los primeros españoles y la posterior ocupación del sur del río Biobío de parte del ejército chileno, que se tradujo en el violento desalojo del pueblo mapuche quienes se vieron forzados a vivir en “reducciones”. 

Los terrenos ocupados por bosques eran considerados "vacíos" e improductivos, por lo que eran quemados y habilitados rápidamente para la agricultura, el pastoreo extensivo, la sobre explotación de madera y la sustitución de grandes extensiones de bosque por monocultivos de trigo. Actualmente, entre las principales causas de la deforestación del bosque nativo en Chile está la sustitución por plantaciones de pino y eucalipto, impulsado por la industria forestal, que en Chile es un negocio lucrativo sin medidas efectivas que regulen su actividad.

Los principales impactos ecoterritoriales de la deforestación del bosque han sido la disminución de biodiversidad, la erosión y acidificación de los suelos, la disminución de la calidad y cantidad de agua en los ríos y esteros, el aislamiento de las comunidades humanas por deterioro de la red vial y la migración campo-ciudad con los consiguientes cordones de pobreza urbanos. 

A pesar del desolador panorama, hoy en día existen diversas iniciativas para la recuperación del bosque nativo. Muchas de ellas proponen sistemas de producción alternativos al monocultivo de pino o eucalipto, como las plantaciones multiespecificas de árboles nativos; con el coigüe destinado a la producción de madera; el avellano para la obtención de avellanas y el ulmo como fuente de la deliciosa miel de ulmo. Además, existen agrupaciones de recolectoras de productos no maderables del bosque nativo, quienes se dedican a la recolección de dihueñes, changles, nalcas, murtilla y maqui, entre otros.

También destaca el turismo como herramienta para poner en valor la observación y comprensión del patrimonio natural, más allá de la extracción de recursos del mismo. Estos trabajos son realizados por las comunidades locales, quienes poseen la esperanza de proteger los remanentes de bosque en sus territorios y restaurar aquellos degradados por la industria humana.

Tipos de bosques presentes en la región del Biobío

Bosque esclerófilo. Este bosque se encuentra dominado por especies de hoja dura. Estos árboles alcanzan alturas de hasta 20 metros (tamaño medio para un árbol) y habitan los páramos más secos cercanos a la costa y la depresión intermedia. Dominando esta formación tenemos al boldo, el peumo, el quillay y el litre. Todos ellos presentan hojas perennes de gran dureza como adaptación a las sequías estacionales durante el verano.  Estas hojas ayudan a las plantas a captar humedad desde el ambiente canalizando el rocío de la noche.

Las hojas duras de la vegetación esclerófila no son muy buen alimento para herbívoros, los que prefieren alimentarse de semillas. Es notoria la presencia de una gran variedad de avecillas y roedores. También se encuentran distintos tipos de insectos, arácnidos y otros artrópodos. Dentro de los depredadores se pueden mencionar las rapaces, tanto diurnas como nocturnas.

Bosque caducifolio templado. Esta categoría hace referencia a bosques de gran tamaño, dominados en su mayoría por especies del género Nothofagus. Son bosques que llegan a los 40 metros de altura, aunque actualmente existen muy pocos en estado primario (no intervenidos), por lo que es muy común verlos compuestos por árboles más jóvenes y pequeños, en bosques denominados renovales. Las especies arbóreas dominantes son el roble, el raulí y el coigüe. Si bien esta última especie no es caducifolia, suele encontrarse asociada a los otros Nothofagus.

Son bosques densos, donde existe gran cantidad de especies poblando el suelo, el sotobosque y los troncos de los árboles. Los animales que pueblan estos bosques incluyen especies emblemáticas como el zorro culpeo y el carpintero negro, el más grande de los carpinteros en el mundo. Otros organismos frecuentes en estos bosques son una gran variedad de avecillas, roedores de pequeño tamaño y muchos artrópodos. Originalmente este bosque se encontraba en las dos cordilleras, así como en la depresión intermedia. 

Bosque caducifolio altoandino. Este bosque se encuentra en la alta montaña de los Andes y se ha adaptado de manera eficiente a las extremas condiciones ambientales de la cordillera. Los árboles dominantes son el ñirre y la lenga, los cuales pueden estar acompañados por especies siempreverdes como el ciprés de cordillera o la araucaria, ambos adaptados al duro clima de altura. Asociado a estos se presentan arbustos como el calafate o la quila, y herbáceas como el coirón.

La diversidad de especies en estos ecosistemas es baja, lo que está asociado a las duras condiciones del ambiente. Para resistir a estos embates del ambiente, la lenga y el ñirre crecen lentamente y pierden sus hojas en invierno, además de nunca superar más que unos cuantos metros. Los animales que habitan estos lugares son escasos y muy resilientes, entre ellos hay insectos (es común encontrar colonias de hormigas), lagartos y culebras. Algunos pájaros y roedores pueden sobrevivir en este ambiente, siendo a su vez presas del puma, el zorro y algunas aves rapaces, donde el cóndor es el principal encargado de la carroña. Destaca también la presencia del huemul, ciervo endémico de la cordillera de los Andes y en peligro de extinción.

Bosque laurifolio templado. Los árboles dominantes en esta formación son en su mayoría siempreverdes de hojaancha, alcanzando 40 metros promedio de altura. Se puede distinguir al laurel, el olivillo y el ulmo, aunque también pueden presentarse árboles como el roble o el raulí. Al nivel del suelo y en los troncos de las especies más grandes, se desarrolla una gran diversidad de musgos, helechos y líquenes, adquiriendo este bosque un carácter selvático y con marcada estratificación entre el suelo y el dosel arbóreo.

Estos ecosistemas, ubicados principalmente en la costa, la cordillera de la Costa y la depresión intermedia, suelen ser bastante húmedos y oscuros. El denso follaje de este bosque impide la penetración de luz y la pérdida de humedad durante la temporada de verano. Los animales que proliferan en este ecosistema, adaptados a la densa vegetación, son normalmente de pequeño tamaño. Hay presencia de lagartos, culebras, batracios (ranas y sapos), roedores, el pequeño pudú, avecillas cantoras, artrópodos -incluyendo insectos de muchos tipos, ciempiés, milpiés y arañas- y otros invertebrados. 

El bosque laurifolio se extiende desde el sur de Chile hasta nuestra tierra del Biobío. Justamente aquí empieza a desaparecer y dar paso al bosque esclerófilo y caducifolio hacia el norte.

Bosques mixtos

Reconocer la identidad de un bosque en terreno es una tarea difícil, pues en la naturaleza los límites nunca son tan evidentes como en la teoría. Las formaciones boscosas colindan unas con otras y las transiciones entre ellas no suelen ser claramente visibles, generando lo que llamamos bosques mixtos, donde coexisten componentes de dos o más ecosistemas.

En la tierra del Biobío este concepto es especialmente importante, pues representa una zona de transición ecológica, donde los húmedos bosques laurifolios y caducifolios que se extienden por el sur de Chile, van dando paso hacia el norte a los bosques más secos de características esclerófilas. En este contexto, es muy común ver combinaciones de dos o más tipos vegetacionales. Mezclas como el boldo - roble pueden observarse tanto en la costa como a los pies de la precordillera.