Historias personales cargadas de añoranza, amor y melancolía dan vida a “Herencias”, la primera de cinco exposiciones de la serie “Anudar[nos]”, del taller de grado 2025 de alumnos del Departamento de Artes Plásticas de la Universidad de Concepción, está siendo exhibida dentro del Museo de Historia Natural.

La temática de la muestra surge como una reflexión crítica ante el acelerado e individualista ritmo de la vida contemporánea. Su premisa base es que las personas no somos entidades aisladas, sino que funcionamos como nudos dentro de una compleja red de eventos. En este espacio compartido, nuestras trayectorias personales se cruzan constantemente con las de otros, generando tensiones y uniones que moldean nuestra forma de percibir y relacionarnos con el entorno. 

Bajo este contexto, Bianca Ponce, Sasha Aranzáes, Francisca Muñoz, Oscar Paredes, Javiera Asenjo y Catalina Salgado volcaron su mirada hacia el interior para explorar sus propias memorias. A través de saberes heredados, hitos familiares y roles sociales, cada uno materializó este concepto partiendo desde vivencias que dejaron una huella en su identidad.

Desbordada

Frente al auditorio se encuentran exhibidas seis piezas que funcionan como ventanas a la vida personal de cada expositor. Al adentrarse a la sala, cuelgan desde lo alto largos telares usados en labores domésticas; algunos sucios, otros rotos y desgastados. Todos se entrelazan de manera tensa entre sí, desplomándose sobre una mesa rodeada de servilletas blancas dobladas a la perfección. 

Esta obra central, bautizada como “Desbordada” por su autora Bianca Ponce, está llena de simbolismos que son el reflejo de cómo el cariño y el agotamiento se convergen creando un desborde emocional inherente al acto de cuidar. La creadora explicó que la pieza nace de reflexiones íntimas sobre dinámicas dentro de su propio hogar y afirmó que, “el cuidado no puede subsistir solamente en base al amor”, pues implica capas más profundas y complejas que suelen quedar invisibilizadas.

Porqué volver a casa

En esta obra se lleva lo documental a la instalación, revelando como el espacio físico donde pasa la vida cotidiana no es simplemente un espacio frívolo, sino que esta estructura física se transforma con desayunos fugaces o conversaciones de sobremesa en un cálido hogar.

Según Sasha Aranzáes, corazón y mente detrás de esta creación, mencionó que estos momentos, “formaron la manera en que me relaciono con mi entorno. Es una representación mía como de mi familia”, agregó que fueron la fuente de inspiración detrás de cada detalle creado.

No quiero dejar de jugar

Oscar Paredes propone a través de una serie de viñetas como la memoria son actos de constante transformación. Cada dibujo se posiciona de manera no lineal, representando como los recuerdos surgen con imágenes que insisten quedarse, aún cuando se presentan de manera incompleta, contradictoria o borrosas.

La narrativa gráfica utilizada no funciona solamente como un soporte, sino como una forma de mantener vivo aquello que se escapa, como los fragmentos, sensaciones y voces que se encuentran en el fondo de nuestras mentes y, que por algún motivo desconocido, niegan desaparecer.

Tecito

Javiera Asenjo propone la costumbre de reunirse para tomar una taza de té como un ritual cotidiano existente en Chile. La autora, mencionó que se crea un subtexto detrás de tomar un tecito con seres queridos, “se crea una instancia de intimidad, cariño, escucha y cuidado importante”.

Su obra consta de una gran taza colgante, con delicados bordados reconocibles e inspirados en la loza de Fanaloza, empresa oriunda de Penco. La artista recalcó la importancia local que tuvieron como hito estas fabricaciones y como gustaría abarcar la temática ampliamente a futuro.

Edgardo y Valeska

Rompiendo con la idea de que el reconocimiento es un acto de memoria tardía, la obra “Edgardo y Valeska” se plantea como una celebración viva de las travesías familiares. Mediante una serie que fusiona gráfica y acuarela, la serie reconstruye escenas cargadas de afecto y cuidado mutuo, demostrando que homenajear es una posibilidad siempre latente.

Lejos de seguir una línea de tiempo rígida, la obra reinventa fotos de archivo y anécdotas para crear una ficción emotiva, donde lo importante no es cuándo sucedieron las cosas, sino la intensidad del vínculo y la pertenencia que de ellas emana.

Mientras te cuidaba

En un registro distinto, pero igual de íntimo, la serie de viñetas “Mientras te cuidaba”, de Francisca Muñoz, entrelaza afecto y nostalgia. A través de dibujos que relatan episodios de su vida junto a sus hermanas, la artista explora cómo las memorias compartidas logran mantenerlas unidas pese a los 98 kilómetros que hoy las separan. “Son y fueron una parte de mí. Eso me formó como persona”, señaló.

Cada una de las obras exhibidas funciona como una mirada a las memorias de los artistas, en una sintonía natural con el museo, que abre este espacio a la vinculación artística reconociendo en el recuerdo un patrimonio común. Así, se propone al público un recorrido sensible para conectar con aquello que heredamos, sostenemos y deseamos transmitir.

Tras marcar su punto de partida en el Museo de Historia Natural, la muestra continuará desplegándose en distintos sectores de la comuna y en Lota, permitiendo que cada propuesta artística transite por espacios diversos y conecte con públicos diferentes.

La exposición estará disponible en las instalaciones del museo, ubicado en Maipú 2359, Plaza Acevedo, hasta el domingo 14 de diciembre.