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Museo conmemora 50 años de las Bordadoras de Copiulemu con conversatorio, taller y exposición

Museo conmemora 50 años de las Bordadoras de Copiulemu con conversatorio, taller y exposición

Publicado el 02/05/2024
Taller de bordados
Abuelas, madres, tías y nietas, son las que han seguido ejerciendo el oficio de plasmar historias campesinas en arpilleras y que hoy reconocido y protegido como patrimonio inmaterial por la Unesco.

A través de un conversatorio sobre el camino avanzado, un taller dictado por las artesanas y la inauguración de una exposición de arpilleras, el Museo de Historia Natural de Concepción, la Subdirección de Patrimonio Inmaterial y la Unidad de Artesanía de la Seremi de las Culturas, conmemoraron el aniversario 50 desde que por primera vez las artesanas de Copiulemu se reunieran por primera vez.

El hito tuvo la visita de representantes de la agrupación de artesanas, quienes compartieron sus experiencias en torno a una tradición que ha trascendido generaciones y rememoraron el camino que les llevó a iniciar un trabajo en torno al bordado en arpillera, hoy reconocida como una manifestación artesanal característica de la localidad.

Una de las principales fundadoras e impusora del primer taller, la artista de origen alemán, Rosmarie Prim, relató que llegó a la zona de Copiulemu movida por el amor. Tras prestar atención a las necesidades económicas de las mujeres de la zona, las motivó a formar parte del Centro Artesanal Bordadoras de Copiulemu. Desde entonces, las bordadoras se reúnen una vez al mes a plasmar sus costumbres con puntadas de lana.

Respecto a la esencia y particularidad que han podido cultivar las artesanas, Prim destacó que, “nunca hay repetición, quizás en la temática, pero no en la ejecución. Siempre hay una sorpresa”.

La vida en el campo y la visión del mundo que las creadoras poseen sobre su entorno, son los principales símbolos que se pueden reconocer en cada pieza. Teresa Osses, parte de la cuarta generación de bordadoras, asocia la inspiración al ánimo de cada persona. “Una se imagina qué es lo que quiere, se eliges los colores y cómo los va a matizar. Esto depende del ánimo de cada persona. Yo creo que de repente, hay personas que optan por colores vivos, otros más opacos y así”.

Abuelas, madres, tías y nietas, son las que han seguido ejerciendo el oficio, que hoy por su técnica, es reconocido y protegido como patrimonio inmaterial por la Unesco.

La presidenta del Centro, Maritza Tapia, contó la forma en que se inició en el bordado, recordando las veces en las que observó a su abuela. Además, durante la charla, manifestó que “poder enseñar y que a otros les guste” es satisfactorio para ella.

Durante la tarde, ambas artesanas impartieron un taller de bordado en arpillera, que permitió compartir la labor textil con las y los visitantes, desde el uso del material hasta las variaciones de puntos que utilizan.

La muestra presente en el Museo, compuesta por seis obras más grandes que forman parte de la colección que resguarda la institución, y 25 obras recientes facilitadas por las propias artesanas, se puede encontrar en el auditorio hasta fines de mayo.

 

 

 

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