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Uso de las algas en la alimentación

Ciclo de las algas

Uso de las algas en la alimentación

Publicado el 14/02/2022
Foto de pesentaciones de algas
El consumo de algas no es nuevo. Existen antecedentes que nos indican que hace 14 mil años en el territorio que hoy conocemos como Chile ya se consumía.
Hoy son catalogadas como “super-alimentos”, no sólo por sus cualidades nutricionales, sino que también por su contenido en antioxidantes, micronutrientes, vitaminas y proteínas, entre otras.

Por Erasmo Macaya Horta, doctor en Biología Marina y director del Laboratorio de Estudios Algales (AlgaLAB) UDEC

 

Las algas han sido consumidas por poblaciones costeras en todo el mundo desde tiempos prehistóricos. Los primeros registros datan del pleistoceno tardío, es decir, aproximadamente hace 14.000 años, y fueron encontrados en el sitio arqueológico de “Monte Verde” en el sur de Chile.

En el lugar se encontraron vestigios de herramientas, morteros y evidencia del uso de diferentes especies de algas, entre ellas: luga negra, luche y cochayuyo, las cuales estaban en lugares utilizados para cocinar e incluso algunas tenían marcas de haber sido masticadas.

En el siglo XIV los Aztecas recolectaban Spirulina (un alga verde azul – cianobacteria - hoy conocida como Arthrospira) para elaborar una especie de torta seca a la cual denominaban “Tecuitlatl”. En África también existen registros que dan cuenta del uso de la misma alga verde azul en alimentación durante el Imperio Kanem (Siglo IX).

En Japón el uso de algas en la alimentación data del siglo IV y actualmente el consumo anual por persona es de 1,6 kg. aproximadamente. Esta tradición de incluir las algas en la dieta estaría relacionada con la baja ocurrencia de algunas enfermedades, particularmente cáncer, así por ejemplo, la incidencia de cáncer de mamas en la población japonesa es nueve veces menor comparada con occidente. 

Un dato interesante: “se ha propuesto que las algas pudieran haber jugado un rol importante en la evolución del cerebro humano, debido a que contienen algunos elementos esenciales para su desarrollo, como por ejemplo omega 3, omega 6, taurina, zinc, magnesio, yodo y vitamina B12.”

De acuerdo con las estadísticas de la FAO, la producción mundial de macroalgas marinas en 2014 fue de 27 millones de toneladas frescas, de las cuales cerca del 45% fueron utilizadas para consumo humano. La mayor producción se realiza en el Sudeste Asiático, Indonesia y Filipinas, zonas con una larga tradición en el consumo de macroalgas.

Las algas se pueden consumir de variadas formas, por ejemplo: crudas, cocidas, horneadas, asadas, en polvo y en escabeche. Son además una buena fuente de “umami” (o glutamato), el denominado “quinto sabor”, que hace que las comidas tengan un sabor más sabroso.

En los últimos años el consumo de algas ha ganado un interés global, no sólo por sus cualidades nutricionales, sino que como fuente de antioxidantes, micronutrientes, vitaminas, proteínas y compuestos que poseen propiedades antibacterianas, antifúngicas y antivirales. Así, son catalogadas como “super-alimentos”, cuya producción también posee menor huella de carbono en relación con otros alimentos.

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